“El salado amargo dulzor del picor” La primera orden de monjas que llegó a la Nueva España, fueron las monjas Agustinas Recoletas. Fueron ellas las primeras en fusionar la extraordinaria cocina española con los los platillos e ingredientes del México antiguo y así crear la más deliciosa y variada cocina del mundo, la comida mexicana que ahora conocemos. Actualmente, las monjas Agustinas Recoletas tienen un pequeño claustro aquí en Tecamachalco, y en vísperas de la navidad venden al público pavo, bacalao a la vizcaína y unos buñuelos azucarados que te revientan las neuronas. La inclusión de la cebolla fue sin duda su gran aportación a la cocina mexicana, la única en el mundo con cuatro gustos; lo salado, lo dulce, lo amargo y el picor. El picor lo que hace, es poner a funcionar las papilas gustativas encargadas de detectar lo dulce lo salado y amargo al mismo tiempo. La bebida ideal para acompañar la comida mexicana es el agua de tamarindo, pero también es un condimento en muchos platillos y también un postre al que se le incluye chile y azúcar para crear naturalmente los cuatro gustos del mexicano tragón. El tamarindo no es un fruto mexicano, lo trajeron los españoles de la India y es conocido en algunos países como dátil de la India.

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